Descubriendo Montalcino y la cercana Abadía de Sant’Antimo
El tour de Montalcino y de la Abadía de Sant’Antimo te lleva a conocer uno de los territorios de la Toscana que hizo grande el nombre de esta región en el mundo. A través de un camino entre arte y gastronomía, descubriremos las excelencias de esta tierra; Montalcino es un pueblo sugerente en la provincia de Siena que se eleva 564 metros sobre el nivel del mar, hogar de uno de los vinos más preciados del mundo: el Brunello.
A través de un recorrido por los pintorescos callejones de la aldea, comenzando desde la Piazza Cavour, veremos las pequeñas tiendas que aún pueblan el centro. Al llegar a la Piazza dei Priori, tendrás la oportunidad de apreciar uno de los edificios antiguos que se han conservado aquí: el Palazzo dei Priori.
Sede hoy en día de las oficinas administrativas de la ciudad, el edificio destaca por ser un palacio medieval que conserva, al costado de la torre, numerosos escudos en piedra que son el signo del paso de generaciones de administradores durante la historia centenaria de Montalcino.
Arte y vino
Al llegar luego a la Piazza Garibaldi, veremos una hermosa obra de arte contemporáneo que está hecha de azulejos decorados con dibujos de autor; este tipo de murales está creciendo año tras año con la presencia de nuevos azulejos que celebran las ediciones de Benvenuto Brunello, el evento donde, al comienzo de cada año, se descorchan las botellas de vino Brunello producidas cinco años antes – así como lo requiere el reglamento. Desde la Piazza Garibaldi iremos a visitar la Iglesia de Sant’Egidio – una de las más antiguas y sugerentes de Montalcino –, que en su interior conserva, además de obras de arte de la escuela de Siena, también algo muy particular que, como veremos juntos, no se encuentra en ninguna otra iglesia en el área. Desde la Iglesia de Sant’Egidio, nuestro tour de Montalcino y Sant’Antimo continúa con una visita al Complejo de Sant’Agostino.
El complejo de Sant’Agostino y la fortaleza
El edificio alberga el Museo Cívico Diocesano, que conserva importantes ejemplos de pintura y escultura medieval y moderna de artistas toscanos. En la sección arqueológica es donde los hallazgos y las reconstrucciones gráficas te permiten rastrear, en un entorno particularmente evocador, las huellas de los antiguos asentamientos de la zona, que se remontan a la época prehistórica. Al entrar en la Iglesia de Sant’Agostino – un edificio ahora desconsagrado –, podemos admirar los refinados frescos del siglo XIV, algunos de los cuales fueron ejecutados por el pintor sienés Bartolo di Fredi. Desde el museo nos trasladaremos a la Fortaleza, una imponente construcción militar que domina el burgo sobre un acantilado rocoso; hoy la fortificación es el hogar de una refinada bien surtida enoteca, donde los amantes del vino pueden degustar una copa de una buena añada del Brunello. Desde los cuartos de la enoteca, ubicados en la planta baja de las murallas, es posible subir a los niveles superiores, llegando hasta la pasarela de la fortaleza; desde aquí puedes disfrutar de una vista impresionante en que se ve casi todo el área de la Val d’Orcia en el este, las primeras colinas de la Maremma en el oeste, hasta vislumbrar, hacia el norte, la ciudad de Siena.
Después de haber visitado la aldea de Montalcino, será hora dee almuerzo: ¿qué mejor momento que éste para visitar una de las bodegas ubicadas en el área, hogar del Brunello? Con un breve recorrido, desde los viñedos hasta las salas que albergan los barriles de roble seleccionado, conocerás la fascinante historia de este vino y cada fase de su producción.
La Abadía de Sant’Antimo, una joya románica
Después de la pausa en la bodega – o en cualquier caso después del descanso para el almuerzo –, concluiremos el itinerario llegando a la aldea de Castelnuovo dell’Abate, donde visitaremos la sugerente Abadía de Sant’Antimo.
Fundada según la tradición por Carlomagno – quien, aquí de paso en un viaje hacía Roma, quiso erigirla como un voto por haber escapado, junto con su ejército, de una epidemia de malaria –, la Abadía es uno de los ejemplos más significativos de arquitectura románica en la Toscana.; lo que destaca en este complejo es la presencia de algunos elementos en la construcción – como el ambulatorio interno – que los académicos han atribuido a una influencia de la arquitectura monástica cluniacense.
El misterio del escultor de Francia
A la entrada de la iglesia de la abadía, ya podremos apreciar las refinadas decoraciones talladas en los portales, motivos florales que, en el estilo, recuerdan modelos de origen francés. Cuando estemos dentro de la iglesia, puedes contemplar la majestuosidad de la nave central, con sus hermosas columnas de piedra local y el matroneo. Una de las cosas más extraordinarias de la Abadía – que también la ha rendida particularmente conocida entre los estudiosos del arte medieval –, es la presencia de un capitel con la representación de Daniel en la fosa de los leones, una obra atribuida al llamado escultor Maestro de Cabestany, artista procedente de un lugar con este nombre en los Pirineos franceses. Descubriremos algunos de los ‘misterios’ que hacen este capitel algo único, como el hecho que es uno de los pocos relieves de la iglesia a tener una representación de figuras humanas, o también sobre su ubicación anómala en la primera mitad de la iglesia. Finalmente, trataremos de ver por qué la obra se atribuye a un escultor de la Edad Media que proviene de una ubicación tan lejana como los Pirineos.
En la Abadía de Sant’Antimo todavía se puede respirar la atmósfera mística de un tiempo remoto, un momento en que las imágenes talladas en la piedra, como las que todavía se pueden encontrar sobre las paredes de este monasterio, estaban llenas de significados que hoy en parte nos escapan. El tour de Montalcino y de la Abadía de Sant’Antimo te llevará a redescubrir los símbolos de una Edad Media lejana, signos que aún siguen fascinando a miles de visitantes.